domingo, 30 de octubre de 2011

Y no siempre es mejor lo bueno, y lo malo lo peor.

De pequeños perdemos lápices, pequeños muñecos, la goma de borrar que nos prestó un compañero,un collar de plástico, pero también ganamos amigos, que luego se convierten en hermanos, ganamos esperanza, aprendemos a no rendirnos con facilidad y a saber perder. Sin embargo, de mayores llegamos a perder hasta las llaves de casa, una camiseta y siempre perdemos al amor de nuestra vida. Todo lo que ganamos de pequeños, las ganas de vivir, la risa de niña pequeña, la sonrisa que nos sale natural, todo eso lo perdemos con tanta facilidad que es extraño pensar que alguna vez lo hemos llegado a tener.

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